Independientemente del refuerzo de los lazos afectivos entre padres/madres e hijos/as, a través de la estimulación multisensorial logramos que nuestros bebés sean personas despiertas y curiosas; la curiosidad y el conocimiento del medio que nos rodea nos ayuda a aprender por nosotros mismos, nos convierte en personas hábiles y autónomas.
Es importante que el profesional que lleva a cabo un programa de estimulación multisensorial sea capaz no sólo de llevarlo a cabo de una manera efectiva, sino que también haga partícipe del mismo a la familia y les proporcione información y actividades para realizar en sus hogares.
Consideramos de especial importancia la estimulación, detección e intervención específica hasta los seis años de edad, ya que la plasticidad del cerebro a estas edades nos proporciona un pronóstico más favorable. Pero cuando esto no ha sido posible debemos facilitarle a los/as niños/as las herramientas necesarias para que adquieran habilidades de la manera más integrada y eficaz posible.
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