domingo, 14 de junio de 2020

Descubre si la pandemia ha afectado al rendimiento académico de tus hijos


Que la suspensión de las clases desde marzo ha sido todo un desafío para las familias y los docentes, es algo que cualquiera con menores a su cargo no necesita que le expliquen. El debate de si las escuelas, los padres y los propios alumnos, estaban preparados para este cambio radical en los métodos de enseñanza, se puede aplazar para otro momento.
Sin embargo, lo que no podemos aplazar (más valdría que nos anticipáramos) es atender a las necesidades educativas que tendrán los estudiantes de diferentes edades.
Este es el análisis que ha realizado el Grupo ALBOR-COHS, organización de la que somos centro asociados, psicólogos con más de 35 años de experiencia atendiendo a familias, de las situaciones a las que se pueden enfrentar muchos de estos menores.

Infantes que promocionan a Primaria
De todos los posibles problemas académicos derivados de la situación que hemos vivido, el de los alumnos de Infantil que comenzarán la Primaria en septiembre es uno de los que más nos preocupa. Sus clases quedaron totalmente suspendidas, sin ninguna continuidad a distancia como es lógico, pero su promoción al curso siguiente no se detiene.

Un año cualquiera, en las clases de 6º de Infantil habrían pasado todo el año aprendiendo el alfabeto, las sílabas y las palabras. De este modo, los alumnos habrían seguido el progreso habitual y la mayoría empezarían el curso con unas buenas bases en lectoescritura.
Sin embargo, ese proceso de aprendizaje se ha visto interrumpido en seco, pero el paso de curso continúa. La experiencia de años nos hace temer que muchos alumnos puedan arrastrar las consecuencias de este retraso inicial en la lectura durante muchos años.
Por esta razón APAE quiere transmitir a las familias con menores en esta edad, la gran relevancia de que sus hijos tengan unas bases suficientes para la lectoescritura al comienzo del curso próximo. Por nuestra parte nos hemos volcado en desarrollar un plan específico de Enseñanza y Consolidación de la Lectura durante los meses de verano y el primer trimestre del curso próximo.

Dificultades de aprendizaje que se han precipitado

Este cambio en la forma habitual de dar clase ha supuesto un obstáculo añadido para los alumnos que ya contaban con alguna dificultad de aprendizaje. Incluso en aquellos casos en los que no se habrían puesto de manifiesto estas dificultades, la nueva situación puede haberlas precipitado.
Con los padres ejerciendo de profesores en casa, han tenido más tiempo y oportunidades para ver cómo sus hijos aprenden y estudian. Puede que este periodo les haya servido para percatarse de algunas de sus dificultades: para mantener la atención, comprender lo que leen, entender conceptos abstractos o planificar y llevar adelante su estudio.
La unión de estas dificultades de aprendizaje con un cambio en el modelo pedagógico hacia otro más autónomo por parte del alumno, o dirigido por unos padres que, en su mayoría, no son expertos, va a traer consigo muchos retrasos en conocimientos y competencias básicas.
No podemos saber cómo van a lidiar exactamente los planes educativos con estos retrasos. Sin embargo, las familias podrán buscar ayuda psicoeducativa para el curso próximo, con el objetivo de reforzar las competencias de sus hijos y reducir los retrasos que puedan acumularse en adelante.

Miedo a salir y al contacto social

Algunos menores van a sentir un gran miedo de volver a la calle, a las clases y a reunirse con otras personas. Las circunstancias que hemos vivido hacen que esta sea una respuesta natural y protectora, pero puede derivar en una situación muy limitante para ellos.
El miedo o la ansiedad nos conducen a pensamientos perturbadores, que pueden seguir esta secuencia:
  1. Me da miedo contagiarme
  2. En la calle o en clase puedo contagiarme
  3. Solo pensar en salir me produce ansiedad
  4. Decido quedarme en casa, dejo de sentir miedo y recupero la tranquilidad
Este proceso es esperable en muchos menores, incluso resulta perfectamente comprensible. Seguramente muchas familias la hayan vivido y superado ya. En los casos en los que todavía hoy persiste este miedo y el rechazo a salir a la calle, es muy recomendable resolver la situación cuanto antes, puesto que tienden a agravarse y no a mejorar.

No sé si mi hijo o hija necesita ayuda

Por último, con el objetivo de ayudar a salir de dudas acerca de cómo marcha el desarrollo de sus hijos, el Grupo ALBOR-COHS ha desarrollado una aplicación on-line. Con 35 preguntas que se contestan en menos de 2 minutos, las familias pueden obtener una valoración rápida de los posibles riesgos en el desarrollo de sus hijos, de cara a decidir buscar ayuda profesional.